Ruido rosa confirma con creces la madurez poética y vital del autor, consolidando una voz personal. Destaca su perspectiva original del paso del tiempo y lo que queda inmune, que es la amistad y el amor conyugal y paternal. A pesar de acercarse a un punto de vista social, y, desde ahí, apuntar una metafísica, el lenguaje, ya no es surrealista como en su primer libro, El espíritu de la escalera, sino simbolista e imaginista mayoritariamente. También, en contraste con su primer libro, hay menos utilización de los mass media y un tono libresco por momentos. […] Es sorprendente encontrar, entre buenos versos, otros que habrían de tildarse de geniales. Es pues, Ruido rosa, en su diversidad, un libro profundamente humano y bello, cuya lectura resulta un placer impagable.
“Esto no es un libro”, es, en realidad, la invitación a un viaje; un proceso de búsqueda interior que, a través de tres estadios: “El hogar”, “La ciudad” y “Lo salvaje”, nos lleva a despojarnos de nuestra excesiva humanidad, cargada de tabúes y falsas preconcepciones, rebelándonos contra la tecnificación y la alineación contemporáneas. “Aullido animal” es un canto a nosotros mismos, como el de Whitman, pero también a los instantes, a lo efímero y a la vida que se desenvuelve y despliega en los detalles. Un poemario de bestias que deconstruyen al Yo con sensibilidad salvaje, un bestiario de poemas feroces imposibles de domesticar.
Miguel Ángel Gómez perfila amores mientras cocina y escucha a Van Morrison, hace del verso aliento y café, la mochila llena de cachorros de gato, fuego siempre en la máquina expendedora de no escuchar a las ratas soplonas
DIEGO MEDRANO (escritor)