Migas de pan

Todo lo que es grande puede ser tan pequeño que abruma, en su posibilidad y disfrute, de igual modo sucede con lo contrario. Y esto convierte en maravilloso el acto de detenerse y mirar con atención lo que sucede, dentro y fuera de nosotros, en cualquier momento del día. La claridad de lo sencillo, la austeridad frente al artificio, la sinceridad. El poema nace entonces como bisagra que da cuerpo y movimiento a nuestra contemplación. Los pliegues del silencio, que son fronteras, ceden entonces a la música y a las palabras, que quedan fijadas como un eco sobre el espacio en blanco. El poema como hoja del árbol, igual a todas en su conjunto, pero única, radicalmente individual y libre (si es que una hoja puede serlo).